jueves, 24 de diciembre de 2009

[ACIN] Con la familia Cuellar y por Colombia: Navidad y la dignidad del porvenir

[ 12/24/2009] [ ] [ Autor: Tejido de Comunicación ACIN]

Lamentamos, de verdad y nos duele, de corazón, el horrendo asesinato del Gobernador Cuellar. Nos ponemos en el lugar de su familia y nos duele mucho su situación, su amargura, su tristeza y su impotencia. Les acompañamos en la despedida injusta frente a los hechos fatales. El horror criminal destruyó a un ser querido de manera perversa e inmisericorde. Nos repugna, nos da asco, tanto asco lo que sucedió, que quisiéramos poder devolver el tiempo y que nada de esto hubiera pasado. Sería necesario y hermoso. Pero como no se puede y los hechos de sangre hablan, habrá que alcanzar la justicia. Esta es nuestra palabra:


Pero además de acompañar a la familia del Gobernador Cuellar, acompañamos a Colombia entera. La Colombia víctima. La de niños y niñas degollados, como los de San José de Apartadó. De inocentes engañados, raptados y asesinados en uniforme de guerra, como los más de 1700 falsos positivos. Como los Awá amarrados y masacrados con machetes y puñales o destrozados por bombas y balas por querer vivir en su territorio de siempre. A las y los sindicalistas y líderes sociales masacrados con terror para enviar un mensaje de horor y de silencio a quienes aún nos atrevemos a hablar y defender la vida. A las ya innumerables e incontables víctimas de este holocausto enmascarado de promesas y justificaciones que le sirve a la codicia enferma que mata la vida.

Señalamos a quienes matan de hambre. A quienes torturan, desaparecen, destrozan y masacran a nombre de la vida, del negocio, de la economía o de una ideología de discurso por "la paz y la justicia social". Esa paz mentida, esa justicia social ensangrentada y fundada sobre el terror, la rechazamos. A quienes han convertido el discurso en una herramienta con la que pretenden lavar la sangre en la que tienen hundidas sus manos y sus actos. A quienes se roban la plata del pueblo para entregarla a reinas de belleza, gamonales, narcotraficantes, agronegociantes, sicarios y escuadrones de la muerte y siguen ejerciendo cargos honorables a la fuerza. A quienes necesitan de la guerra para elegirse, reelegirse o seguir pretendiendo tener una razón de ser cuando han dejado de tenerla por sus propios actos y mentiras. A quienes a nombre del honor y de lo más sagrado, se dedican a vejar en palabra, por acción y omisión todo lo que es justo, decente, humilde y honrado. A quienes matan y mienten la belleza y las causas más hermosas. A quienes se benefician de este asesinato y de los otros crimenes incontables, aprovechando el terror y la propaganda para mantener su poder, llamar la atención, justificar su existencia y seguir mandando y matando. A quienes niegan cualquier otra palabra con actos de sangre que les permiten seguir odiando sin autoridad porque enterraron su legitimidad en el lodazal apestoso de sus oprobios contra la gente.

No importa de donde vengan. Los señalamos, porque le sirven y le han servido siempre a quienes vienen a robarnos la vida, la libertad, la alegría, la comida, el territorio y a los seres más queridos, como hoy lo sienten los familiares y amigos del Gobernador Cuellar. Señalamos a los culpables: los que ganan con esta muerte calculada y terrible lo que sea que estén buscando. Da lo mismo. Son iguales. Enemigos de la vida, del pueblo, de Colombia, de la justicia.

Son 517 años de sufrir lo mismo. Acá nos tenemos que levantar del entierro rapidito, organizarnos, secar las lágrimas y seguir trabajando. Nisiquiera tenemos tiempo de sentir la amargura, porque hasta esto lo aprovechan calculadamente para robarnos y despojarnos. Ya sabemos que después de la muerte vienen los vampiros a aprovecharla. Por eso nos toca defender la vida y también a nuestros muertos. Nos roban hasta el dolor que nos causan. Eso lo sabemos. Eso lo advertimos para que se sepa.

Algún día, cuando seamos libres, vamos a llorar por mucho tiempo más de cinco siglos de dolor amontonado. Nuestra mayor alegría será poder por fin llorar lo que haga falta, lo que nos deben, lo que nos duele. Talvez dejemos de ser gente bajita y nos podamos levantar más altas y grandes sin el peso de tanta amargura aplastándonos. Es un milagro que la leche de nuestras madres y abuelas no se haya amargado y siga alimentando la alegría que nos empuja a seguir todos los días. Por ahora, hoy, en condolencia con la familia Cuellar y por Colombia, nombramos un poquitico. Nos unimos a las víctimas con dignidad y decimos que los acompañamos. Que estamos juntas y juntos, pero eso sí, que nos vamos a seguir riendo despiertos, para que no se nos olvide la alegría que estamos sembrando, que corre por nuestras venas y que le debemos a nuestras madres y abuelas capaces de amar y de tejer la belleza en la humillación y en la miseria. Compartimos en honor a quienes han perdido la vida nuestro compromiso y llamado para que no dejemos que el dolor se siga utilizando para engañarnos más. Que fijemos la mirada triste y empañada de lágrimas en quienes ganan con esto y no dejemos que se aprovechen del crimen para seguir acumulando. Esa tristeza sabia es nuestra alegría. Sabemos, a fuerza de golpes, distinguir a los malos de los limpios de corazón para hacerle Minga al camino que hace falta. Ya nos engañaron, pero aprendimos y seguimos aprendiendo a reconocer. No queremos convivir en el futuro que forjemos, con lobos disfrazados de ovejas. Con criminales de gestos suaves y elegantes. Tenemos el alma limpia y no podemos tolerar la trampa contagiosa que les ha enfermado el alma y el camino a los enfermos. Lo que nos duele es tan sabio como la alegría que defendemos, que aprendemos a reconocer en cada dolor y en cada parto. En eso, somos el futuro caminando la palabra que se aprende con la lucha desde siempre.

Feliz Navidad. No esta, sino la que vendrá, cuando seamos libres y limpios de alma en un país en el que se pueda llorar en paz y hacer justicia. Feliz Navidad les deseamos en el futuro por el que estamos luchando. El que ya tenemos poco a poco en el corazón y dispuesto a la lucha.

Que se sepa quienes siguen matando y para qué lo hacen. Porque se va a saber. Porque estamos mirando para descubrir a los que calculan ganar con esto. Porque no vamos a seguir aceptando el horror y el terror, VENGA DE DONDE VENGA.

A la familia Cuellar y a la Colombia de víctimas. De corazón

Tejido de Comunicación y Relaciones Externas para la Verdad y la Vida
ACIN
Diciembre 24 de 2009

http://www.nasaacin.org/noticias.htm?x=10879


No he encontrado en esta vida, mayor soledad que ver un árbol tirado al azar con luces artificiales e hipócritamente colgadas como muertos en medio de este Golpe de Estado. http://www.nasaacin.org/noticias.htm?x=10880



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